Apenas había despuntado el día en Ezeiza cuando un grupo de 50 dirigentes hizo un semicírculo en uno de los pasillos de la estación aérea. En el centro, como si fuera un teatro romano improvisado, el presidente de la AFA, Claudio Tapia. A su lado, Nicolás Russo, presidente de Lanús. El mandatario granate habló por espacio de cinco minutos -no más-. Respaldó la gestión del yerno de Hugo Moyano. Y pidió un aplauso, que fue rotundo.
La foto remite a la historia argentina, con la diferencia de que Tapia no es Perón y Russo no es José Ignacio Rucci ni llevaba paraguas. El mensaje de hoy es parecido al mensaje de ayer: mostrar unidad para adentro y, sobre todo, para afuera. El fracaso deportivo del seleccionado argentino generó una andanada de críticas hacia la administración de la AFA que encabezan Tapia y Daniel Angelici, presidente de la AFA y delfín del Gobierno en el fútbol.
En el edificio de la calle Viamonte donde funciona la AFA sabían de antemano que el mal resultado en el Mundial tendría eco en la Casa de Gobierno. También, que algunos dirigentes de primera que integran el comité ejecutivo aprovecharían el momento para plantear algunas diferencias con la forma de gobernar de Ascenso Unido -le endilgan a Tapia un «exceso de personalismo»-.
Por eso, los laderos del presidente de la AFA empezaron ayer a las 19 a llamar a los dirigentes afines para organizar la recepción al «líder», a quien algunos llaman incluso como «el comandante».Según contó uno de los directivos que estuvo en el aeropuerto, la bienvenida a Tapia tuvo una señal clara: «Mostramos que seguimos tomando decisiones en conjunto y que tenemos fuerza». Y destacó que hubo clubes, como Rosario Central, que no pudieron estar en el aeropuerto, mandaron su apoyo. Luego de abandonar la estación aérea,
Tapia se dirigió al predio de Ezeiza donde practican los seleccionados. Allí, luchó contra el jet-lag («Se iba a ir enseguida y estuvo dos horas», contó un allegado) y desayunó con un grupo de directivos entre los que se encontraban Cristian Malaspina (Argentinos Juniors), Gabriel Pellegrino (Gimnasia), Nicolás Russo (Lanús), Javier Marín (Acassuso), Pablo Toviggino (presidente del Consejo Federal) y Daniel Ferreiro (vocero presidencial). «Fue una reunión de amigos. Tapia se fue a su casa con una sonrisa», comentó uno de los asistentes al cónclave.
Aunque en el mismo avión fletado por la AFA llegó Jorge Sampaoli, el entrenador de Casilda no tuvo el mismo recibimiento que Tapia. Solitario, abandonó la pista y la estación aérea con destino a su casa. El entrenador del seleccionado ya sabe que se juntará con el presidente de la AFA esta semana o la que viene: se verá las caras con su jefe en un plazo no mayor a diez días. Y, luego, el técnico se tomará sus 15 días de vacaciones.
Su contrato, que establece una indemnización cercana a los US$ 8,4 millones en caso de ser cancelado antes de mediados de 2019, se mantiene vigente. La AFA, en conversaciones informales con el entrenador, ya le marcó la cancha. Si el contrato no se corta, Sampaoli dirigirá a un seleccionado austero. No más viajes en primera para ver jugadores a Europa. No más sparrings. Y, sobre todo, no más contemplaciones. «Amistoso firmado, amistoso que se juega». Tapia, que suele decir que nunca despidió a un entrenador, tardó apenas unos días en deshacerse de Edgardo Bauza, entrenador que había heredado del Comité de Regularización que gobernó la AFA en 2016.
Sampaoli, considerado como «el mejor técnico del mundo» por el máximo directivo argentino, tampoco fue una entera decisión suya: lo trajo por la gestión de Daniel Angelici. El entrenador predilecto de Tapia era Mauricio Pochettino. El escenario, entonces, queda reconfigurado después del fracaso de Rusia. Si Sampaoli (que muy probablemente ya no tenga como ayudante de campo a Sebastián Beccacece, quien estudia una propuesta de México y otra de Defensa y Justicia) elige quedarse, permanecerá como un entrenador con poderes recortados. «La pelota está de su lado. Si se la banca, se queda», dicen en la AFA. En la Casa del Fútbol no desconocen el convenio que firmaron: saben que si mantienen a Sampaoli hasta agosto del año que viene, la cláusula de salida disminuye en forma notoria. De los 11,34 millones de dólares brutos actuales, la AFA debería desembolsar algo más de un millón neto.
uente: LA NACION – Crédito: Aníbal Greco
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