Dilma Rousseff fue destituida como presidenta de Brasil y será formalmente reemplazada por su vicepresidente MIchel Temer, quien asumirá el cargo este miércoles a las 16, según confirmó el presidente del Senado, Renan Calheiros.
La destitución fue apoyada por 61 votos contra 20 de los integrantes del Senado, que actuó como tribunal del juicio político que se le llevó adelante bajo la acusación de que había cometido alteraciones en la elaboración del presupuesto.
En cambio, el cuerpo legislativo no logró inhabilitarla, ya que en una votación posterior a la de la destitución 42 senadores apoyaron esa opción, 36 sufragaron a favor de mantenerle los derechos y tres se abstuvieron, por lo que no se alcanzaron los dos tercios (54 votos) de la Cámara Alta necesarios.
Rousseff, que había sido electa el 26 de octubre de 2014 por apenas 51,6% de los votos, la menor diferencia de la nueva democracia brasileña tras la caída de la dictadura en 1985, siempre rechazó los cargos que le formularon y denunció que su destitución constituía un golpe de estado parlamentario.
En ese sentido, afirmó que el separado presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, había impulsado el proceso en su contra como venganza porque el poder político no había neutralizado denuncias en su contra por corrupción.
La votación de hoy puso fin a un prolongado trámite que comenzó en diciembre pasado en el Parlamento y fue supervisado en cada uno de sus pasos por la Corte Suprema, como garante constitucional del proceso.
Rousseff fue hallada culpable de alterar los presupuestos mediante tres decretos no autorizados por el Parlamento y de contratar créditos a favor del gobierno con la banca pública, lo cual ha negado durante todo el proceso.
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