En pocos días más se evocará el 28 de mayo de 2003, jornada en la que el gobernador Gildo Insfrán suscribía con su amigo Néstor Kirchner, flamante presidente de la Nación, el Acta de Reparación Histórica.
Explicaba el mandatario formoseño que esa gesta memorable no se trataba de una carrera para alcanzar a otros y que la revisión de los hechos del pasado, como la enmienda de los daños provocados, tienen como única intención poner a Formosa en situación de igualdad de posibilidades, base a partir de la cual, la construcción del futuro dependería de la capacidad creativa y del compromiso que solamente puede abonar una conciencia popular movilizada.
Advertía que, tras la firma, dependería de los habitantes de esta provincia el ponerse a caminar hacia ese modelo de comunidad concebido desde la historia, la conciencia y la vida de los formoseños.
Para que se comprendiera la profundidad y la dimensión de lo que significó la rúbrica del Acta de Reparación Histórica, Insfran relataba que en el año 1862, la Ley Nº 28 del mismo año, incorporó a jurisdicción de la Nación todos aquellos territorios que no comprendían las jurisdicciones de las provincias existentes.
Diez años después, en 1872, un decreto firmado por el entonces presidente Domingo Faustino Sarmiento, un 31 de enero, creaba la gobernación de los territorios del Chaco, región que comprendía al sur desde el río Salado y Juramento en Santa Fe y toda esta vasta región que hoy es jurisdicción del Paraguay.
Por el mismo decreto se creaba, además, la capital de esa gobernación, Villa Occidental, que hoy es de dominio paraguayo y lleva por nombre Villa Hayes, porque esa porción de territorio fue incluida en un arbitraje después de la Guerra de la Triple Alianza que se confió al por entonces presidente de EEUU, Rutherford Hayes.
A partir de allí se nombra como primer gobernador de los territorios del Gran Chaco al general Julio de Vedia, quien fuese el comandante de las fuerzas argentinas acantonadas en el Paraguay, precisamente en Asunción.
Con posterioridad ocurrió el fallo del 2 de noviembre de 1878, donde fue árbitro el presidente Hayes, por el que se le concedió la porción de lo que fue territorio argentino al país vecino.
La fundación
Se funda, luego, Formosa. Ocurre el 8 de abril de 1879 y en breves cuatro meses, desde septiembre de 1876 hasta enero de 1877, la capital de estos territorios fue la Isla del Cerrito.
Pero, después, desde el año 1879, Formosa pasó a ser la capital del Gran Chaco argentino durante cinco años.
En 1884 se dicta la Ley Nº 1532 conocida como la Ley de Territorios Nacionales. Por ella se crean tres jurisdicciones federales en el norte y seis en el sur. En el norte se crean los territorios nacionales del Chaco, Formosa y Misiones y en el sur, La Pampa , Santa Cruz, Neuquén, Río Negro, Chubut y Tierra del Fuego y aquí empieza el olvido de esta región argentina marcada entre el río Bermejo y el Pilcomayo.
La Provincialización
Durante la gestión del general Juan Domingo Perón, el 15 de junio de 1955 por Ley Nº 14.408 convierte a esta parte del país en provincia.
Pero el 28 de junio Perón promulga la Ley Nº 14.408 y desde entonces un nuevo peregrinar y la provincia, a pesar de que ya estaba la ley, recién tuvo su Constitución en 1957 y su primer Gobierno constitucional en 1958. Con una aclaración: el Peronismo estaba proscripto.
“Hoy, de cara al nacimiento de una nueva Argentina federal en la que, parafraseando al gran estadista y maestro, el general Perón, me atrevo a afirmar que cada provincia deberá producir al menos lo que consume, los formoseños debemos contar con las herramientas que nos permitan revertir las consecuencias de esas desacertadas construcciones del pasado”, señalaba Gildo Insfrán.
Con esa convicción, había pactado con el Gobierno Nacional “la Reparación Histórica”, interpretando que estaba cumpliendo con un deber de estricta justicia, que respondía al legítimo reclamo que por años realizaron los formoseños sin ser escuchados.
El presidente Néstor Kirchner interpretó cabalmente ese clamor expuesto por su amigo Gildo en representación del pueblo formoseño y permitió, con su oportuna decisión política, que se acelerasen aquellas obras estratégicas que fueron planificadas y sintetizadas en el Modelo Formoseño para el Desarrollo Provincial que ha sido avalado, reiteradamente, por la ciudadanía desde 1995.
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