Alcanzar la tercera edad debería ser una transición entre la vida y la muerte de manera digna y feliz, en el mejor de los casos, pero no todos los que alcanzan la tercera edad, lo logran y no todos llegan acompañados de una familia que los contenga emotiva y físicamente, siempre teniendo en cuenta las más diversas situaciones.
Esa transición se manifiesta cuando las visitas a los médicos se hace cada vez más frecuente y por motivos más complicados, esa transición implica una jubilación para los que tuvieron la oportunidad, la previsión, el nombre que se le quiera dar, pero otros no pueden lograrlo ó puede que estén próximos a ese jubileo, pero están solos, con problemas de salud y con escasos recursos o no.
Esa transición debiera manifestarse en una ambiente protegido, esa protección para el ser humano es su vivienda, muchos lo han logrado con creces, otros a duras penas y otros no lo lograron por las más diversas razones, que con el diario del lunes es muy fácil cuestionar y están solos, con problemas de salud, con escasos recursos y sin vivienda .
Las ciudades a lo largo y ancho del país muestran sus barrios habitacionales gestados por las políticas públicas de los distintos gobiernos nacionales y populares, sobre todo. Esos hombres o esas mujeres que están solos, con problemas de salud, con escasos recursos y sin vivienda no pueden inscribirse en los distintos institutos provinciales de la vivienda.
Cierto es que los programas habitacionales del Estado contemplan especialmente a los grupos familiares, pero un pequeño porcentaje podría destinarse a esas personas que están transitando la tercera edad y están solos, con problemas de salud, con escasos recursos y sin vivienda, para mejorarles sus últimos años de vida sin que el Estado no pierda la titularidad de la propiedad si así lo quisiera.
En estas condiciones, se opta por «tirarlos» a los geriátricos con el consabido deterioro físico y psíquico que ello produce y que acelera los procesos de envejecimiento, desemboca en el final de la vida y que la frase ya remanida «que la luz que……», no aplaca la conciencia de lo que se hubiera podido evitar
Los que transitan la tercera edad, que están solos, con problemas de salud, con escasos recursos y sin vivienda, esperan y sueñan con la posibilidad de un techo.
Cuando se establece un vínculo o un contrato, a través del voto popular, ese contrato debe contemplar el compromiso social, un compromiso social que contemple estas y otras situaciones complejas de la vida en sociedad, elevando proyectos a través de sus legisladores con este fin, ya sea a Ejecutivos provinciales o nacionales o legisladores provinciales o nacionales.
Los que están solos, con problemas de salud, con escasos recursos y sin vivienda son ciudadanos que con suerte o sin ella, con capacidad o no para haber obtenido logros en la vida, con opción o no de contar con una familia, con posibilidades laborales o no que le posibilitaran una jubilación digna, esperan, sienten y sueñan con un cambio de paradigma en los gobiernos nacionales, provinciales o municipales que les permita acceder a esas viviendas sociales, teniendo en cuenta que ellas se construyen a partir de los impuestos de quienes integran la sociedad y que están transitando la tercera edad, solos, con problemas de salud, con escasos recursos y sin vivienda.
Fuente: La Segunda Ciudad.
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