Solicitan que se permita el “uso compasivo” de la ivermectina para tratar el COVID-19

El doctor Héctor Carvallo señaló que según estudios realizados en Australia, el fármaco también es eficaz para reducir los efectos del dengue, el zika y la fiebre chikungunya

El doctor Héctor Carvallo (MN 61.217), médico especialista en endocrinología, exdirector del Hospital Interzonal Alberto Eurnekian de Ezeiza y profesor de Medicina Interna en la Universidad Abierta Interamericana, pidió que las autoridades acepten la utilización de la ivermectina como una alternativa de “uso compasivo” frente a una enfermedad que hoy no tiene tratamiento.

En esta línea, el doctor recordó que en 2015, la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) dio a conocer una reglamentación, que sigue vigente, donde se habla del “uso compasivo” de los medicamentos: la indicación de un medicamento fuera de prospecto, más allá de su uso original, siempre que ese remedio exista, no sea un fármaco de ensayo, tenga muy pocos o ningún efecto secundario y sea indicado para una enfermedad para la cual no hay tratamiento. “No pretendemos que digan que la ivermectina es la solución, sino que la incluyan dentro de ese uso”, acotó.

Además, evaluó que hoy el problema principal relacionado con la ivermectina es la automedicación. “La gente sale y compra, porque en una situación como la actual, si alguien se entera de que existe una ‘luz de esperanza’, va y compra. Los médicos no podemos recomendar un producto que no esté en la farmacopea humana”, mencionó.

Para Carvallo, tiene que haber un “consenso federal”, entre las seis provincias que utilizan la ivermectina y quienes la investigan, acerca de cómo utilizarla, de tal modo que la ANMAT permita su uso, en determinadas dosis. “Se puede llegar a un consenso, o acordar dos o tres alternativas de uso”, añadió.

“Nosotros realizamos reuniones virtuales con Círculos de farmacéuticos de varias provincias, porque la gente va y compra directamente la ivermectina, y el farmacéutico no sabe cómo recomendársela, porque no es médico. El prospecto tiene indicaciones para la sarna y para otras enfermedades, pero no para el COVID-19”, expresó.

A continuación, el experto relató su experiencia profesional en el marco de la investigación de los efectos de la ivermectina. “Nosotros empezamos a trabajar con este tema en marzo de 2020, a partir de estudios de laboratorio que habían sido realizados previamente en la Universidad de Monash, en Australia, que habían demostrado que la ivermectina reducía prácticamente a niveles indetectables la carga viral en tejidos obtenidos de riñón de mono que estaban inoculados con COVID-19”, declaró.

“A partir de esos estudios, nosotros, aprovechando que la ivermectina se utiliza en medicina humana desde hace 20 años, siendo los pediatras, los dermatólogos y los gastroenterólogos quienes más la usan, replicamos los estudios de laboratorio de los australianos en personas”, contó.

A su vez, el profesional detalló que su equipo de trabajo desarrolló dos protocolos: uno de profilaxis, para personas sanas, y otro de tratamiento, para quienes ya están enfermos. En el primer caso, la ivermetcina fue aplicada en principio a 250 agentes de salud, para luego extender a 1.200 la cantidad de personas enmarcadas en el primer Protocolo.

“Basándonos en los datos de los dos ensayos, y hablando específicamente del último, de las 1.200 personas con las cuales se trabajó, 800 agentes de salud de primera línea, que trabajan en la guardia y que son de alta exposición al COVID-19, además de utilizar los elementos de protección, recibieron la ivermectina vía oral, mientras que 400 no quisieron recibirla, porque se trataba de algo voluntario, y aceptaron usar los elementos de protección y ser tomados como grupo control”, precisó.

“A ambos grupos se les realizó hisopados con una frecuencia semanal durante tres meses. Lo que observamos fue que el grupo de 400 que no había utilizado la ivermectina tuvo un alto nivel de contagio, y que en los tres meses llegó casi al 50%. En cambio, en las 800 personas que habían utilizado la ivermectina, el nivel de contagio fue 0”, destacó.

Los resultados de las pruebas “fueron muy contundentes”
“En paralelo, el profesor Roberto Hirsch, jefe del Departamento de Enfermedades Infecciosas del Hospital Muñiz, utilizó el mismo Protocolo en su Hospital. Lo hizo durante nueve meses en casi 200 personas, un grupo integrado por personal de salud y sus familiares, incluyendo personas de 90 años. En ese grupo no hubo ningún contagio, en tanto que el nivel de contagios estándar del Hospital Muñiz, dentro del personal de la institución, fue del 25%. Los números fueron muy contundentes”, subrayó.

Por otro lado, indicó que en el caso del Protocolo de tratamiento, destinado a enfermos, se incluyó a “unas 200 personas enfermas, de las cuales 135 eran leves y el resto no”; y apuntó: “A los pacientes leves les dimos ivermectina, más aspirina en dosis pequeñas, y los seguimos, y se les pudo dar el alta a todos, sin que ninguno se internase. Puede parecer un número pequeño, pero tengamos en cuenta que un 10% de quienes reciben el diagnóstico, en algún momento requieren internación. Hasta el caso más grave, en algún momento, fue leve”.

“Teniendo en cuenta esto, deberíamos haber internado a 13 ó 14 pacientes, y no internamos a ninguno. Se les pudo dar el alta de manera ambulatoria. Este es el punto clave. El tratamiento del leve precozmente no sólo le soluciona el problema al paciente, sino que también evita la saturación del sistema sanitario”, resaltó.

“En el caso de los otros, que al momento de consultar ya no revestían características de paciente leve, cuando ya consultaron, no podíamos enviarlos a sus casas y debimos internarlos. En este grupo, nosotros no trabajamos contra placebo. Según la Declaración de Helsinki, trabajar de esa manera ante una enfermedad potencialmente letal no es ético. A la persona hay que ofrecerle algo. Algunos preferían el plasma, u otros productos. Por ello, hicimos dos grupos: uno con ivermectina y otro con todos los tratamientos habidos y por haber en ese momento. En todos los grupos, nos manejamos con consentimiento informado”, explicó Carvallo a este diario.

“En nuestro grupo, la mortalidad fue siete veces menor, una ventaja de 7 a 1, con respecto a la del otro grupo. Fuimos los segundos en el mundo que presentamos trabajos sobre la ivermectina, y los primeros en presentar los resultados que mencioné”, afirmó.

“En este momento, hay 53 trabajos sobre la ivermectina inscriptos en la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, que actúa como un ente acopiador de los trabajos internacionales, de los cuales 35, incluyendo los dos nuestros, ya están terminados”, ratificó.

“Siempre, en todo el mundo hay gente que realiza estadísticas, y hubo un cruzamiento de los datos de los 35 trabajos terminados, demostrando que todos esos trabajos tuvieron resultados positivos; y en el caso de la posibilidad de error, de sesgo, para determinar si el azar pudo haber influido en esos resultados, se llegó a la conclusión, estadísticamente hablando, de que la posibilidad de sesgo en esos 35 trabajos era de una en cuatro billones. En otras palabras, no había posibilidad de error”, aseveró.

Asimismo, Carvallo comentó que los resultados de estos trabajos fueron presentados por las vías correspondientes y en mano a las autoridades del Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires y del Ministerio de Salud de la Nación. También, fueron entregados en mano al titular del área de Salud de la Ciudad de Buenos Aires.

Seguidamente, el doctor se refirió a la demora que existe en la ANMAT para analizar la posibilidad de autorizar el uso de la ivermectina. “Un investigador no puede entregar resultados a la ANMAT, sino a su autoridad competente. La entrega de los resultados a los Ministerios automáticamente garantiza la entrega a la ANMAT. La entidad ya cuenta con esta información”, puntualizó.

En este marco, el especialista expuso que en un video de septiembre de 2020, el presidente de la ANMAT dice que “hoy por hoy, los únicos estudios que demostraron efectividad en la Argentina para tratar el COVID-19 son los de ivermectina”; y aclaró: “Esto no es una crítica, pero si dijo eso, significa que en septiembre ya sabía de estos estudios”.

Sumado a esto, el médico sostuvo que la Universidad de Monash investigó el uso de la ivermectina para tratar el COVID-19 porque previamente había demostrado a través de pruebas en Laboratorio que también es efectiva para tratar el dengue, el zika, la fiebre chikungunya y la encefalitis del Nilo-Oeste.

“No estoy diciendo que no haya que erradicar el mosquito, que es el vector, pero debemos ver qué hacemos con el enfermo. No participé de esos ensayos, porque no se hicieron en el país, pero en lo que a nosotros respecta, la ivermectina reduce la capacidad de contagio; y en el caso de contagio, reduce la capacidad de muerte. En lo que respecta al dengue, baja la severidad del cuadro, que es lo que uno pretende con una vacuna”, reveló.

Por último, Héctor Carvallo opinó sobre las versiones que argumentan una influencia de las grandes empresas farmacéuticas en la no utilización de la ivermectina como antiviral, debido a que su patente está vencida desde hace ocho años, tiene un costo final económico y no representa un negocio para las grandes marcas del rubro.

“En Corrientes, el precio de cada comprimido es $ 2,50. La industria farmacéutica es poderosa en todo el mundo, y si tiene que elegir entre un fármaco caro y uno barato, le será más redituable uno caro. Querría creer que lo que pasa no es por eso, porque estaríamos hablando de una conducta genocida”, manifestó.

Fuente: La Mañana.

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