“Sentí que no tuve información clara, y que no respetaron mis derechos”, relató una psicóloga alojada en un centro

La psicóloga Laura Rodríguez consideró que el modo en que se traslada a las personas a centros de alojamiento genera perjuicios que se suman a los originados por el confinamiento.

La psicóloga Laura Rodríguez relató a La Mañana su experiencia en un Centro de Alojamiento Preventivo para Contactos Estrechos (CAPCE), y solicitó al Consejo de Atención Integral de la Emergencia COVID-19 que trabaje con profesionales de la Psicología del sector público y del ámbito privado con el fin de “repensar” procedimientos y medidas en los alojamientos, para de ese modo evitar violaciones de los derechos de las personas.

“Hay medidas arbitrarias, y que bordean lo represivo. Me sentí muy vulnerada y muy ultrajada. No me sentí respetada en cuanto a mi derecho a tener información, lo cual genera mucho más estrés. Me angustié mucho, pero me pude recomponer. Sabía que tenía que estar bien, por mis hijos”, subrayó.

“Habría que pensar de qué otras maneras se puede trabajar. En una pandemia se prioriza lo colectivo por sobre lo individual, pero también se deben tener en cuenta los derechos humanos, el trato digno, la comunicación y el no dañar. Si se tiene una manera de imponer que es arbitraria, y muy rígida, se generan conductas totalmente opuestas a lo que se está esperando”, explicó Rodríguez a este diario.

“Todo aislamiento genera estrés, depresión, ansiedad y problemas cognitivos. Si a esto se suman otras condiciones, donde uno se ve vulnerado, a veces el efecto puede ser muy contraproducente”, agregó.

A continuación, Rodríguez precisó sus vivencias y las de su familia cuando recientemente debieron cumplir aquellas medidas sanitarias que se aplican a los contactos estrechos de personas que dan positivo a COVID-19.

“El martes pasado, mi marido se hizo un hisopado porque debía salir de la Provincia por razones laborales, y dio positivo. Entonces, el miércoles a la madrugada, a las 1.30 de la mañana, efectivos policiales fueron a casa y tocaron el timbre. Para nosotros, fue totalmente sorpresivo, porque mi marido no tiene muchos contactos. Incluso, días antes me hice un hisopado porque tenía un malestar en la garganta y trabajo en el área de salud, y me dio negativo”, expuso.

“El miércoles, nos quedamos ‘shockeados’ y no sabíamos qué hacer. A esa hora, nuestros hijos, de 8 y 7 años, estaban durmiendo. Mientras pensábamos, desconectamos el timbre; y los policías comenzaron a golpear la puerta del garaje de una manera muy llamativa, y decidimos salir. Mientras mi marido salía, yo procuré armar los bolsos con aquello que podríamos necesitar. Nos dijeron que teníamos que salir todos, y que yo tenía que hisoparme primero”, puntualizó.

“A mi marido se lo llevaron en una ambulancia, y ahora está alojado en el Centro de Atención Sanitaria que funciona en el Colegio ‘Juan José Silva’. Mis hijos se angustiaron mucho. Entraron en una situación de mucho miedo, y se pusieron a llorar. No entendían qué estaba pasando. Nos subieron a una combi. Nos dijeron que íbamos a la Unidad de Pronta Atención de la Contingencia, pero no nos avisaron que íbamos a hacer hasta las 4.30 horas un recorrido por un barrio para buscar a otras personas que también eran contactos estrechos de alguien que dio positivo. Mis hijos querían ir al baño, pero nos dijeron que esperáramos, porque en la UPAC había baños”, afirmó.

“Luego, fuimos a la UPAC y nos realizaron los hisopados. Mis hijos temblaban de miedo, porque no entendían nada. Un personal que trabaja ahí me dijo que no estaba de acuerdo con lo que se estaba haciendo. Y como le dio un poco de pena la situación, nos hicieron pasar antes. Sentí mucho enojo, y mucha impotencia, porque nadie nos supo dar una información clara y precisa”, indicó.

“Más tarde, nos volvieron a subir a la combi y nos llevaron a la Escuela N° 66. Llegamos a las 6.30 horas. No entendí por qué nos habían llevado tan temprano, y un oficial nos dijo que no estaba de acuerdo con ese procedimiento, y que solo estaba cumpliendo funciones. Escuché esto reiteradas veces durante los dos días que estuve en ese centro”, reveló.

“Nos pidieron firmar un consentimiento. Lo único que quería en ese momento era que mis hijos pudiesen estar acostados, después de haber deambulado desde las 1.30 horas. Firmé, y el texto decía que estaba ahí por voluntad propia, algo que no era cierto. Para mí, la forma en que nos llevaron fue muy violenta y disruptiva. Nos llevaron a un aula que fue convertida en habitación. Tuvimos todos los elementos necesarios. Eramos unas 30 personas en ese Pabellón, con baño compartido”, apuntó.

“El tema es que las políticas públicas sanitarias quieren garantizar la disminución de la propagación del virus, y las condiciones de higiene y salubridad son muy importantes para reducir los contagios. Yo no entiendo cómo estuvimos en un espacio sin ventilación, ni espacios recreativos, algo que existe en otros Centros”, denunció.

“Como profesional de la salud mental, me presenté y me puse a disposición para cualquier situación en la que pudiese colaborar, y marqué la importancia de poder salir al patio, por la salud mental. Me parece un poco incongruente que sucedan estas cosas. Pero no puedo decir nada acerca del trato de los oficiales a cargo de ese Centro, que fueron muy respetuosos”, opinó.

Por otro lado, Rodríguez aclaró que tanto ella como sus dos hijos dieron negativo a COVID-19, y que luego de dos días de alojamiento, la profesional solicitó continuar la cuarentena con los menores en un Hotel, haciéndose cargo de los gastos correspondientes.

Asimismo, la especialista detalló que envió un correo electrónico al Consejo de Atención Integral de la Emergencia COVID-19, explicando la situación con los niños y lo que habían vivido, y para pedir la posibilidad de realizar un aislamiento domiciliario, con control policial, y mencionó que no obtuvo respuesta por parte de las autoridades.

“Considero que más allá de ser una mamá y una persona que atravesó estas situaciones, yo sentí que no tuve información clara, y que no respetaron mis derechos. Yo tuve la posibilidad de ir a un Hotel, pero eso también genera un poco de enojo, porque tuve que ponerme en un gasto innecesario, cuando yo podría estar en mi casa, cumpliendo con el aislamiento”, evaluó.

“Es importante no silenciar esto que pasa. Hoy me pasa a mí, pero el día de mañana le puede pasar a mi hermana, a otra persona allegada o a un desconocido. Yo creo que si bien se hizo un esfuerzo en nuestra provincia, que tuvo cinco meses sin casos positivos, estas políticas sanitarias, hoy por hoy, ya no están funcionando. Hay un montón de emergentes, y tienen que ser escuchados”, remarcó.

“Hay una Asociación de Psicólogos que presentó una serie de notas, hace mucho tiempo, pidiendo reunirse con las autoridades del Consejo de Atención Integral de la Emergencia, para brindar sugerencias, y para pensar dispositivos que puedan ser implementados, pensando en la salud mental, el autocuidado de la persona y el cuidado de los demás, garantizando los derechos humanos”, manifestó Laura Rodríguez.

Fuente: La Mañana

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