Reconoció que escondía millones en la casa de la madre del expresidente y que el exsecretario tomaba plata de ahí para lavarla a través de la compra de propiedades.
El contador de los Kirchner, Víctor Manzanares, afirmó ante la Justicia que escondió un bolso con 20 millones de dólares en la casa de la madre de Néstor Kirchner en Río Gallegos y que esa plata era usada por su secretario Daniel Muñoz cada vez que compraba propiedades para lavar dinero de la corrupción.
La revelación de Manzanares, que declaró como arrepentido ante el fiscal Carlos Stornelli, alimenta la sospecha de que el dinero que manejaba el secretario de los Kirchner no era suyo, sino de Néstor Kirchner.
Su última declaración fue el lunes pasado al atardecer. No estaba ansioso por recuperar la libertad. Lo que más le interesaba era dejar el penal de Ezeiza, donde están detenidos los funcionarios del kirchnerismo. Tras su declaración aceptó incorporarse al programa de Protección de Testigos e Imputados. Ahora sigue detenido, en un lugar desconocido, y custodiado.
Declaró que Muñoz le entregó un bolso con 20 millones de dólares para que lo guardara en la casa de la madre de Kirchner. Y que sacaba de ahí la plata para comprar propiedades. La casa de María Ostocic, donde vivió hasta después de la muerte de Kirchner, está en 25 de Mayo al 400 de Río Gallegos, a cuatro cuadras del centro y a dos de la casa que los Kirchner ocuparon entre 2003 y 2007.
La casa de la madre de Néstor Kirchner fue objeto de un operativo de la Policía Federal en los últimos días
El juez federal Claudio Bonadio, al procesar a la viuda de Muñoz, explicó que por un lado había una organización criminal liderada por Cristina Kirchner, dedicada a la recaudación ilegal de dinero de empresarios que tenían negocios con el Estado. Y en paralelo existió una organización de lavado de dinero creada por Daniel Muñoz y sus testaferros para blanquear esos fondos de la organización comandada por Cristina Kirchner. ¿De quién era la plata?
Bonadio citó en su resolución la declaración de la viuda Pochetti y de Juan Manuel Campillo, exministro de Economía de Santa Cruz y encargado de los fondos de la organización en Suiza. Pochetti le dijo al fiscal: «Si bien a medida que se fueron comprando esas propiedades, yo iba tomando dimensión de las inversiones, llegó un momento en que Daniel no podía ocultarme más la situación, porque veía que todo el tiempo compraba una nueva propiedad. Ahí empecé a averiguar y él me respondió que estaba poniendo la plata en ladrillos, que tenía que invertir, que tenía que poner la plata en ladrillos, como dice el jefe. Yo entendía que la plata venía de ahí. En realidad no sé si la plata era de Néstor o si la compartían. Es un secreto que se llevaron los dos a la tumba».
Campillo declaró que Muñoz le dijo: «Mirá, tengo este problema, yo me quedé con todo este dinero a mi nombre, y no se lo quiero dejar a mi mujer, esto es parte de una fortuna que no es mía». Indicó que Muñoz «dio por entendido que sabía que eso no era de él y que provenía de otras personas más importantes y no le quería dejar ese ‘problema’ a su esposa ni a nadie de su entorno.
Entonces Campillo, sabiendo que Muñoz se estaba muriendo de cáncer, le dijo: «El cáncer lo causan los rencores y los odios; entonces, sacate de encima los odios y los rencores y dásela a sus legítimos dueños y no te morís más». Campillo aclaró: «Cuando me refiero a sus legítimos dueños, si bien no lo dijimos puntualmente, se dio por sobreentendido y estaba ‘en el aire’ que eran de Néstor y Cristina». E insistió: «Yo le repetía, reintegralos y se te solucionan todos los problemas».
El cáncer no le dio tiempo y Muñoz murió. Pochetti, viuda y millonaria, se rodeó de testaferros y abogados para proteger ese dinero. Terminó presa, confesó y señaló a sus cómplices.
La Justicia reconstruyó mediante las declaraciones de los arrepentidos e informes de la UIF que, con ese dinero que le incomodaba, Muñoz compró propiedades por casi 70 millones de dólares en Miami y en Nueva York, mediante sociedades offshore constituidas en paraísos fiscales que estaban a nombre de testaferros. Casi todos fueron detenidos por Bonadio y las propiedades, cuando se supo de ellas por las revelaciones de Panama Papers, fueron vendidas.
Entre 2016 y 2017, parte del producido de las ventas fue reinsertado en el circuito bancario, en cuentas del Banco Mercantil del Norte, Monterrey, México; del Citibank Limited de Hong Kong; de la Banca Privada de Andorra; en el Bank Of América, y el Florida Community Bank.
Parte de esa plata, unos 30 millones de dólares, fueron invertidos en la construcción de un emprendimiento hotelero en Turcos y Caicos, una isla tropical.
La Justicia está trabajando para congelar y repatriar ese dinero. Otra parte quedó en la Argentina y los investigadores sospechan que sigue oculto y aún no fue encontrado.
En total, calculan que el dinero que circuló son unos 200 millones de dólares. Y la parte de la Argentina se sospecha que todavía está en el sur.
Fuente: La Nación
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