La tonelada de soja volvió a sondear los USD 300 la última semana. El Gobierno apuesta a un importante aporte del agro en el año electoral.
La delicada situación económica de la Argentina, con crisis devaluatoria y recesión económica, afecta desde distintos flancos al competitivo agro argentino. Por una parte, el alza del dólar superior al 100 por ciento en 2018 incrementó la rentabilidad del sector, el más superavitario del comercio exterior, cuando la inflación para este año, según las últimas estimaciones, podría alcanzar el 40 por ciento.
Por otra parte, las previsiones de un volumen de cosecha entre 20 y 30 por ciento superior en la presente campaña –que concluye en julio de 2019- al de 2017/2018, perjudicado por el clima, también potencia la expectativa puesta en el aporte del sector para una recuperación del PBI.
Es que mucho se habla del impulso del campo, con su producción primaria y los derivados industriales, como motor para un rebote económico en 2019. Pero en la balanza del agro también pesan factores negativos para los negocios, que llaman a la necesaria cautela en las proyecciones.
Esta semana, la tonelada de soja volvió a perforar el umbral de USD 300 por tonelada, un precio similar al de una diez años atrás.
Las urgencias financieras del gobierno de Mauricio Macri lo llevaron a aplicar retenciones para las exportaciones, contradiciendo las anteriores políticas aplicadas para el sector, de $4 por dólar para las ventas de productos primarios.
Con el actual tipo de cambio, los derechos de exportación rondarían el 28% para el poroto de soja, así como pellets y aceites derivados de la oleaginosa. Para trigo y maíz pasarían de 0 por ciento a 10 por ciento.
También neutraliza parte de la devaluación la dinámica de los precios internacionales de los bienes agrícolas, en sus cotizaciones más bajas en una década. Esta semana, la tonelada de soja volvió a perforar el umbral de USD 300 por tonelada, un precio similar al de unos diez años atrás. Y ello, sin considerar una inflación acumulada de 19% en los EEUU en la última década, que devaluó en esa proporción al dólar en términos reales.
Dante Romano, experto de Austral Agroperspectivas, advirtió que las «perspectivas de altos rindes en EEUU empujan el mercado nuevamente a la baja», con producciones de cosecha gruesa para 2019 por «encima del promedio de tres años, lo que llevo a los valores de la soja y el maíz a bajar nuevamente y buscar valores cercanos a los mínimos recientes».
Según la Bolsa de Comercio de Rosario, para la campaña 2018/19 las expectativas sobre la cosecha argentina de maíz cayeron a 43 millones de toneladas desde 45 millones. Para la soja se espera una cosecha de 50 millones de toneladas, con un incremento en el área de siembra de 1,3% respecto del año pasado.
En tanto, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA por sus siglas en inglés) mantuvo sus previsiones para las cosechas de soja, maíz y trigo del ciclo 2018/19 en 57 millones de toneladas, 41 millones y 19,5 millones, respectivamente.
Tomando como referencia los tres principales cultivos, esto es un 37% más que lo obtenido en la última campaña de soja (36 millones de toneladas), maíz (31 millones) y trigo (18,5 millones). Si el clima acompaña, la producción de granos de 2018/2019 podría disputarle el récord a la zafra de 2016/2017.
Secuelas de la guerra comercial
Por otra parte, la llamada guerra comercial entre EEUU y China mostró nulos avances en los últimos días. El gobierno de Donald Trump piensa aplicar un subsidio directo a los productores de soja norteamericanos de unos USD 60 por tonelada.
Según el USDA, los productores norteamericanos están cobrando en promedio unos USD 330, por cuanto esta subvención incrementaría el precio percibido a USD 390 la tonelada «por lo que no tendrían incentivo para bajar producción el año próximo», apuntó Dante Romano, aplanando las cotizaciones.
El analista Manuel Alvarado Ledesma explicó a Infobae que «la debilidad de las cotizaciones responden, fundamentalmente, a los stocks mundiales de la campaña pasada y a que la presente cosecha en EEUU será si no récord algo similar».
«Para colmo, Brasil mostraría un volumen muy alto, por clima favorable y real depreciado. A eso, se une la guerra comercial EEUU-China que deprime los precios de la soja norteamericana», acotó Alvarado Ledesma.
Argentina es el principal exportador mundial de aceite y harina de soja, el tercero de maíz y un proveedor clave de trigo
Un reporte de Research for Traders coincidió en resaltar la excelente producción prevista en Brasil, otro de los grandes participantes del mercado global de granos junto a los EEUU y Argentina. «Según estimaciones del mercado, para la campaña 2018/19 se espera una expansión del área plantada de soja a un récord de 36,28 millones de hectáreas, pese a los riesgos como la volatilidad del tipo de cambio y la incertidumbre sobre los costos de transporte».
Así, en Brasil se espera una cosecha de 119,76 millones de toneladas de soja. La expansión de la siembra, iniciada en septiembre, «supone un alza de 3,2%, que se compara con un crecimiento promedio en los últimos 12 años cercano al 5%», agregaron desde Research for Traders.
La ayuda de la devaluaicón
El nivel del tipo de cambio en la Argentina continuará como la principal referencia para dar equilibrio a la renta del agro. Según cálculos de Ramiro Castiñeira, economista de Econométrica, transpolado a precios actuales, el dólar tocó un pico de $56 a mediados de 2002, en plena crisis por la caída de la convertibilidad.
Aquel de las postrimerías del «uno a uno», hasta 2001, fue el tipo de cambio real más bajo. Un escalón más arriba se situó el «dólar barato», pero de venta restringida, del «cepo cambiario» (2012 a 2015), que a precios de hoy estaría cerca de los 20 pesos.
De esta forma, tanto los precios internacionales, el tipo de cambio real y el nivel de retenciones tenderán el año entrante a converger en rangos comparables a los de 2007.
Fuente: Infobae.com
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