Los millones de dólares recaudados por Baratta terminaban en el domicilio particular del entonces matrimonio presidencial o en la residencia de Olivos. Los detalles de la maniobra y las cifras millonarias.
El recorrido podía variar pero el destino era casi siempre el mismo. Durante el día, el Toyota Corolla que conducía Oscar Centeno llevaba a Roberto Baratta, su secretario o sus asesores, desde el Ministerio de Planificación o su departamento en Barrio Norte hacia distintos puntos en la Ciudad para recoger la «recaudación». La rutina era similar: bolsos que bajaban del auto, vacíos, y regresaban llenos de «litros», un eufemismo por dólares. Cuando la cifra alcanzaba el millón, era un «kilowatt», una jerga más que apropiada tratándose de retornos de empresas de energía.
Al caer la noche, el destino era el domicilio del matrimonio Kirchner en Recoleta. Ahí, quien recibía los bolsos con fajos de billetes era Daniel Muñoz, el histórico secretario privado de Néstor y Cristina Kirchner. Algunas veces, Baratta subía al 5to. piso de ese edificio con doble entrada, por Uruguay 1306 y por Juncal 1411. Otras, era Muñoz el que bajaba, o llegaba a la entrada del edificio en un Focus o un Honda último modelo. La operatoria se repitió cientos de veces de forma similar, hasta la muerte de Néstor Kirchner el 27 de octubre de 2010.
Sindicado durante años como «el valijero» del matrimonio presidencial, el rol de Daniel Muñoz nunca había quedado tan crudamente expuesto hasta la aparición de estos cuadernos. Fallecido en 2016 de un cáncer, el ex secretario privado logró sortear mientras vivió, las investigaciones judiciales por enriquecimiento ilícito y lavado de dinero. Hoy, probablemente, estaría entre los 17 detenidos por orden del juez Claudio Bonadío.
Por cuestiones de logística, no siempre los millonarios montos en negro pagados por las principales adjudicatarias de obra pública iban directamente al edificio de Recoleta. Del relato de los cuadernos escritos por Centeno entre 2005 y 2010, surgen dos domicilios donde se guardaban los bolsos con dólares en forma temporaria: el departamento de Baratta en Coronel Díaz 2355, y el del ex asesor de Planificación, Hernán Gómez, en Ugarteche 3260.
Según los minuciosos registros del chofer devenido en imputado colaborador de la Justicia, las cifras recaudadadas por Baratta y sus subalternos en ese período, iban desde USD 200.000 a USD 6.000.000.
Esta cifra fue cobrada el 5 de enero de 2009, en el edificio de Maipú 741, por el número dos de Julio De Vido. «Se encontró en la puerta con dos personas, y luego subieron al 1B y luego bajaron lic (sic, por Baratta) y una persona con una valija más o menos de 90 cm de alto por 40 de ancho y 20 cm de espesor. Yo la cargué al baúl del auto y pesaría más o menos unos 40 kgs. Era dinero y luego lo llevé al licenciado a su departamento donde se bajó con la valija, y luego lo traje al licenciado al ministerio. Las personas son de Isolux-Corsan. En la valija había más o menos 6 millones dólares», escribió Centeno en el cuaderno identificado como Nro. 4 de los ocho revelados por el periodista Diego Cabot en el diario La Nación.
Ese dinero -pagado por la empresa adjudicada con la construcción de la central termoeléctrica de Río Turbio en 2007 por USD 665 millones-, fue entregado una semana después a Muñoz, en el departamento de los Kirchner en Recoleta.
Un 2010 muy «fructífero»
En el 2010, los retornos millonarios en dólares se multiplicaron. El 30 de septiembre de ese año, por ejemplo, Centeno llevó a Baratta al edificio Le Parc II en Puerto Madero, Azucena Villaflor 450. «Subieron a mi auto una valija con 4.500.000 USD (…) más adelante, nos esperaba otro auto, un Megane II gris claro, donde una persona le alcanzó a mi auto al lic Baratta un bolso con 1.800.000 USD. Luego el lic Baratta me dice ‘Vayamos a Uruguay 1306 a entregar el dinero’ (…) Cuando llegamos al lugar no estaba (Daniel Muñoz) y tuvimos que dar vueltas hasta que llegó y entraron por la otra puerta que está sobre Juncal. Bajaron el dinero y entraron. Luego el lic (sic) volvió a buscar su bolso para poder guardar allí su comisión».
La entrega de bolsos con dinero al secretario privado del matrimonio presidencial en el edificio de Uruguay 1306 se repitió, al menos, 63 veces entre el 21 de mayo del 2008 y el 21 de octubre de 2010, una semana antes de la muerte de Néstor Kirchner, según los detallados registros de Centeno.
Por orden de Néstor
Según surge de las anotaciones de Centeno en sus cuadernos, era el ex presidente Néstor Kirchner quien daba las instrucciones y quien también exigía estar continuamente informado del avance de la recaudación de los «retornos».
El 21 de abril del 2010 a las 19:20 el chofer lo llevó a Baratta y a su secretario Nelson Lazarte a la Quinta de Olivos. «El licenciado se reunió con el dr Néstor Kirchner para recibir órdenes, que entre las cuales son de la recaudación de dinero y laboral. En el video se ve también que suelen venir a la quinta otras personas que recaudan por otros ministerios o secretarías; algunas veces el propio dr Kirchner sale a recibir a los empresarios», escribió Centeno, quien complementó sus registros escritos con registros audiovisuales.
Al día siguiente, el 22 de abril a las 20:15, mientras conducía a Baratta a su domicilio, Centeno relató que, en el camino, el segundo de De Vido recibió una llamada de «Tatú» (por Juan Franciso Alarcón, chofer de Néstor y secretario privado de Cristina Kirchner). En el diálogo telefónico, «Baratta le contaba a Néstor Kirchner qué cantidad habían recaudado, le decía textualmente y en clave: de parte de Pescarmona 173 litros EEUU de transporte, 650 litros EEUU y de Atucha 165 Europa, más los 135.000 USD de Valenti» (por Francisco Rubén Valenti el vicepresidente de Industrias Pescarmona detenido finalmente ayer). En el repaso de los números que hacía Centeno durante esa conversación, detallaba en sus anotaciones que «litros EEUU» eran dólares y que «Europa» equivalía a euros. En sus cálculos, anotaba «USD 1.200.000 por cada semana».
Un mismo modus operandi
Las anotaciones de Centeno permiten reconstruir con precisión el cumplimiento de las directivas del ex presidente y un mismo esquema recaudatorio del que se sirvieron los funcionarios públicos y los empresarios para concretar sus negocios.
El 6 de octubre de 2010, Centeno relató que lo llevó a Lazarte a la residencia presidencial a reunirse con Kirchner «para recibir instrucciones para el recorrido de mañana, para la recaudación del dinero de las empresas por obras públicas en el país». Al día siguiente, esas órdenes se ejecutaron.
El chofer, devenido en obsesivo cronista, condujo a Baratta y a Lazarte a Callao 1175. Allí los esperaba Jorge Neira, vicepresidente de Electroingeniería -una de las principales favorecidas durante el kirchnerismo-, con una valija con USD 4.000.000. «Neyra la subió al baúl, luego subió él al auto en el asiento de atrás, y le pasó el papel con las cantidades de dinero (…) Llegamos al lugar y lo tuvimos que esperar a Daniel Muñoz. Cuando llegó Daniel, el lic (sic) se baja de la Meriva de Hernán con dos bolsos que tenían USD 800.000 cada uno, los cuales se los da a Daniel Muñoz y me dice que habra (sic) el baúl y el licenciado la baja él a la valija y entran por la puerta de Juncal, o sea 5.600.000 USD», reconstruyó Centeno con precisión numérica el itinerario recaudatorio del 7 de octubre de 2010.
La operatoria se repitió el 14 de octubre a las 19:30 y fue supervisada por teléfono por el secretario de Kirchner. Centeno trasladó a Baratta a Azucena Villaflor 450 al encuentro de Neira, quien puso en el baúl del Corolla otra valija con USD 3.000.000. «Le entrega un papel al lic Baratta con el resumen de lo aportado que mencionó anteriormente. En el camino lo llamó al celular el secretario del dr. Kirchner y le contestó que estaba de recorrida, que después lo llamaría para informarle todo», registró ese día el chofer.
Una semana después, el 21 de octubre, con los mismos protagonistas y la misma mecánica, la cifra ascendió a USD 3.500.000. El dinero era «en carácter de devolución o retorno por las obras públicas», registró -por si hiciera falta- Centeno ese día en su cuaderno Gloria. El dinero fue llevado es mismo día, más tarde, al domicilio del matrimonio Kirchner y recibido por Muñoz.
Las entregas en Olivos
Los bolsos con dinero no iban solo al departamento de Recoleta. Otro de los destinos era la Quinta de Olivos.
El 3 de febrero del 2010, en Suipacha 1111, Baratta recogió un bolso con USD 800.000 y tras encontrarse con su asesor Hernán Gómez, que llegó con su Meriva y otros USD 300.000, se dirigieron a la residencia presidencial a reunirse con Kirchner. «Luego apareció Daniel Muñoz y se llevó todo el dinero para dentro del chalet de la Quinta de Olivos», detalló Centeno en sus anotaciones.
Dos semanas después, se repitió la secuencia. Pero la cifra que consignó Centeno era de USD 900.000.
No siempre el que recogía el dinero era Baratta. El 21 de julio de ese año, por instrucción suya, Centeno llevó a Fabián Ezequiel García – ex director de Promoción de Energías Renovables y Eficiencia Energética del Ministerio- a Alem 454, donde recibió una valija color gris con USD 4.500.000 que -según el relato de Centeno- «eran del Comahue y de lo otro». De ahí fueron a buscar a Baratta y se dirigieron a Olivos. Baratta lo hizo bajar del auto al chofer porque -según escribió Centeno- «tenía que entregar en mano propia al Dr Néstor Kirchner la plata y que va a entrar él solo y manejando el auto».
Dos días después, la situación se repitió. Esta vez, la valija era negra y contenía USD 2.500.000, también «relacionados» con el «Comahue». Pero el que entregó la plata le dijo a Baratta «que tratara de que salga el otro proyecto Comahue-Cuyo». Se refería al proyecto eléctrico en Mendoza por de $ 2.700 millones.
En el camino a Olivos, Hernán Gómez -asesor de Planificación- le entregó un bolso con USD 1.500.000. «Baratta nuevamente me dice que va a entrar solo y le doy el auto, porque tenía que entregar los USD 4.500.000 en mano propia al Dr Kirchner en el chalet donde vive con la presidenta», dejó asentado una vez más Centeno.
El chofer de Baratta reconstruyó el diálogo con su jefe a la salida de Olivos. «Durante este viaje me decía irónicamente que quería dejar de hacer las recaudaciones, y yo le dije que mientras se lleve algo, y me dice ‘No Oscarcito, yo puchereo, no más’; le di a entender que yo siempre quedo afuera, y me dice ‘esto es así nomás, que el Dr. Kirchner las quiere a todas para él’. Incluso -según el testimonio de Centeno- el ex presidente parecía no estar conforme. «¿No hay más?», le reclamó al entonces número dos de Planificación.
«Ya no aguanto más»
Es difícil entender los verdaderos motivos que impulsaron al chofer de Baratta a registrar con tanto nivel de detalle los movimientos de su jefe y los funcionarios que debía trasladar, así como a consignar las cantidades siderales de dinero que pasaban por delante de sus ojos con tanta precisión.
Si bien no emitía juicio en sus anotaciones, al resaltar con un subrayado las cifras en dólares, los nombres y celulares de los involucrados, o las direcciones con el detalle de piso y departamento, ¿estaba denunciando en el papel lo que no podía hacer público?
Solo una vez, Centeno dejó por escrito sus sentimientos. Fue el 28 de abril de 2010 a las 20:45. «(…) Llevo al lic Baratta y Nelson a Coronel Díaz 2355 11 A donde vive Baratta, y Nelson se fue en otro auto. Y yo me fui a casa, muy caliente, como siempre, me siento impotente, que si lo denuncio me quedo sin trabajo, ya no aguanto más, no sé qué hacer, Dios me guíe».
A partir del 2013
La muerte de Kirchner se tradujo en un parate de casi tres años en los registros minuciosos de Centeno.
Retomó «el diario de las coimas» el 6 de mayo de 2013, en un cuaderno Rivadavia de tapa dura azul nuevo. «Pensé que luego del fallecimiento no se iba a hacer más el ‘valijeo’. Pero sí disminuyó la frecuencia, con la diferencia que se recolectaba el dinero para el ministro De Vido y el propio Baratta, no quise anotar más por temor que me descubran y quede sin trabajo. Pero decidí nuevamente porque en una reunión que hubo el ministro De Vido, Baratta y la Sra. presidente Cristina F. de Kirchner, en la cual los instruyó para que sigan recaudando de las empresas para las próximas campañas electorales».
La continuidad de la recaudación durante la presidencia de Cristina Kirchner, tras la muerte de Néstor, quedó reflejada en el relato de Centeno y las entregas periódicas de dinero -ahora- a la Jefatura de Gabinete en la Casa Rosada. El ritmo y el volumen de dinero se acrecentó ante la proximidad de las elecciones presidenciales.
El 29 de agosto de ese año, Centeno registró haber llevado a Nelson (Lazarte) a las 19 hs «a la explanada principal de Casa de Gobierno, donde lo esperaba en hall Martín (chofer de Presidencia) y le entrega un paquete con dinero que llevaba en el bolso argentino para que se lo dé al jefe de Gabinete Abal Medina».
Una semana después, el 5 de septiembre, el recorrido incluyó -una vez más- el edificio Maipú 741, de la empresa española Isolux. «Nos esperaba Martín y entraron juntos a retirar dinero para llevárselo a Abal Medina con el conocimiento de la Sra. Presidenta de la Nación Argentina, según Nelson (Lazarte)», escribió Centeno en el cuaderno identificado con el Nro. 7 sobre lo que le comentó el entonces secretario de Baratta.
La última «recaudación» registrada por Centeno en sus cuadernos es la del 22 de octubre de 2015, tres días antes de la primera ronda presidencial que llevaría a Mauricio Macri a la Rosada. Fue de USD 800.000 pagados por Supercemento, una firma investigada por el presunto pago de sobornos en la construcción de una planta potabilizadora en Tigre.
A la salida, un vehículo marca Aveo se les cruzó en el camino, forzándolos a un escape a velocidad. Eso hizo que -según el relato del chofer de Baratta- «la gente venga a traer el dinero al ministerio, entrando por cochera porque nadie los revisa y suben a la oficina del Lic.»
El diario de Centeno se interrumpe el 3 de noviembre de ese año. No hay reflexión ni incertidumbre de Centeno por su futuro ante un posible recambio de Gobierno. Más de la mitad de sus páginas quedaron en blanco.
Finalmente, por temor, decidió quemar los cuadernos en mayo de este año, según le dijo al juez Bonadío. Probablemente, no imaginó el cimbronazo político que provocaría la copia de sus relatos. El viernes, tras un acuerdo con el fiscal Carlos Stornelli, prometió confirmar y aportar más datos.
Fuente: Infobae.com
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