Se prevé que hoy haya dos dictámenes, uno de rechazo a la media sanción de Diputados y otro que la modifique levemente.
De impecable camisa blanca y corbata azul el senador se puso de pie y apoyó sus manos sobre el escritorio dejando ver los pequeños gemelos en sus puños. «Decime cuáles son los 35 que cuentan a favor», desafió a la periodista de Infobae que le preguntó por un virtual empate respecto a la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE). De espaldas, comenzó a nombrar en orden alfabético a los senadores y senadoras mientras miraba el listado con fotos de los 72 debajo del vidrio del mueble. Peronista, contó a la mitad de su bloque a favor y a la otra mitad en contra. En su caso está convencido de que la vida comienza en el momento de la concepción por lo que prácticamente no seguía el debate que SenadoTV transmitía en vivo. Tampoco militó para frenar la ley. En ese momento lo llamó una diputada de su provincia y le avisó que el colectivo a favor de la IVE podría aceptar cambios para allanar la aprobación en el Senado. «Ya saben mi posición, las acompaño siempre en sus reclamos y derechos pero en esto creo que hay que defender los derechos de ese bebé», respondió sin dejar la más mínima posibilidad de revisar su postura. A través de su ventana se escuchaban gritos de voces femeninas provenientes de la esquina vallada de Yrigoyen y Entre Ríos. El no se inmutó.
En su caso parece haber recibido menos presiones que los que no están tan convencidos. «Tenés que salir rápido de ese lugar», aconsejó un senador a Omar Perotti después de que en diarios de Santa Fe se publicara una solicitada con su foto a media página y un texto en letras de molde grandes: «Vote no al aborto #Conabortonotevoto». Perotti, que quiere ser gobernador, hasta anoche estaba en la lista de los que no dieron a conocer su postura al igual que el tucumano José Alperovich y el salteño Juan Carlos Romero. Sobre los últimos dos se especulaba respecto al peso que podría tener la opinión de la Iglesia en sus respectivas provincias.
Además hay dos mujeres que no votarían: la neuquina Lucila Crexell anunció su abstención y la puntana Eugenia Catalfamo, a punto de ser mamá, podría ausentarse. Por ahora la senadora de San Luis, embarazada de ocho meses, guarda reposo por prescripción médica.
En paralelo y mientras los «celestes» subían sus acciones con los anuncios de Angel Rozas, Inés Blas y María Tapia, los «verdes» acordaron morigerar sus pretensiones para lograr más adhesiones. Así se prevé que hoy haya dos dictámenes, uno de rechazo a la media sanción de Diputados y otro que la modifique levemente.
Al senador Rodolfo Urtubey (PJ Salta) lo cuentan en los 35 en contra del proyecto. Ayer presidió la Comisión de Acuerdos donde Inés Weinberg de Roca pasaba su examen para la aprobación de su pliego como candidata a Procuradora General. No pudo evitar ser consultado sobre su voto mientras a su teléfono le llegaban mensajes de los que creen que su postura es reversible. Insistió ante este diario en que considera que «no sería un buen mensaje para la sociedad si rechazamos todo, algo tenemos que cambiar» opinó aunque contó que preferiría legalizar el aborto sólo «con causa». En su caso miraba con expectativa la posibilidad de que se rompiera la «bipolaridad» con un tercer proyecto, intermedio y con menos amplitud para la legalización. En la misma línea, más inclinado para el sí pero con cambios, se encuentra el santacruceño Eduardo Costa.
Atentos a estos posibles votos, los «verdes» del Senado se reunieron con diputados que impulsaron la legalización y acordaron algunas correcciones. «Firmaremos un dictamen por el sí con modificaciones que son razonables y que no alteran el espíritu del proyecto. Las organizaciones lo han aceptado. Esperamos sumar la mayor cantidad de voluntades para que la ley vuelva a Diputados», dijo en representación del conjunto Miguel Angel Pichetto, jefe del bloque de Argentina Federal que esta vez vota en forma transversal con parte de Cambiemos y con la Unidad Ciudadana de Cristina Kirchner.
De todos modos el clima fue tenso durante la última jornada de debate en las comisiones de Salud, Justicia y Asuntos Penales. Al salir del despacho del senador de camisa blanca y gemelos en los puños esta periodista se cruzó con el senador Esteban Bullrich, de Cambiemos, que se retiraba de la audiencia hacia su despacho. Con tranco largo y ligero atravesaba el pasillo. Se lo veía relajado y casi satisfecho. A la vuelta del mismo pasillo otro de los fervientes defensores de «las dos vidas», como se autoproclaman, sostenía con firmeza su postura y pedía no demonizar las creencias religiosas. Federico Pinedo, como Bullrich y como Gabriela Michetti, hace fuerza para que el «no» gane la pulseada y hasta anoche parecía conseguirlo.
Todos los jefes de bloques acordaron, cuando Diputados envió la media sanción que establece el aborto legal, seguro y gratuito, que hoy, 1° de agosto, habrá dictamen de comisión y el 8 se debatirá en el recinto. Pero también podría no haber ningún dictamen y discutirse en una semana la media sanción como proyecto de preferencia. El acuerdo previo y el reglamento así lo habilitan.
«¿Querrán medirse y contabilizar cuánto tiene cada uno?», se preguntaba en la tarde de ayer un senador respecto a la paridad, o no, entre los que están a favor y los que están en contra. Hábil con las cuentas, Pichetto juntó a los propios y resolvieron bajar el límite para realizar un aborto en forma legal de la semana 14 a la 12; permitir a los médicos e instituciones la objeción de conciencia y habilitar la producción pública de misoprostol, droga que induce la interrupción del embarazo tal como propusieron Laura Rodríguez Machado, Ernesto Martínez y Carlos Caserio, los tres senadores de Córdoba.
Aún con este primer acuerdo las conversaciones se mantienen. Ayer el jefe del bloque del peronismo federal, Miguel Ángel Pichetto, junto a senadores como el formoseño radical Luis Naidenoff (que reapareció en público después de haber sufrido una tragedia familiar), compartió un acto en las escalinatas del Congreso rodeado de pañuelos verdes. Negocia voto a voto para evitar una derrota e incluso un empate que definiría (se sabe que en contra) Gabriela Michetti.
En tren de especulaciones se preguntaban algunos pícaros si Pichetto podría convencer a su amigo el ex presidente Carlos Menem para que se ausente aún cuando anunció su voto en contra de la legalización del aborto. El faltazo fue una modalidad que usó en forma recurrente durante los años de kirchnerismo. Pero en Menem pesa además de la propia opinión la de su hermano Eduardo, ferviente opositor.
Algunos senadores esquivan la exposición pública y la polémica. Una joven senadora recibió cientos de mensajes, incluso de gente a la que no conoce, con la imagen de pañuelos celestes y verdes en los perfiles de los remitentes. Tuvo que cambiar el número de teléfono y después de eso anunció su postura a favor para frenar las presiones de los unos y los otros.
En la última jornada de discusión, tras un mes de maratónicas audiencias, 22 expositores pasaron por el Salón Illia, entre ellos la escritora Claudia Piñeiro y la ex diputada Margarita Stolbizer que contó la pérdida de cuatro embarazos producto de la práctica conocida como punción, un estudio habilitado para conocer el estado del embrión. En salones contiguos y en distintos despachos se sucedían conteos que aunque parecen firmes podrían no ser definitivos ni definitorios. «Como pasó en Diputados», señalaban con algo de angustia, estrés y ansiedad en ambos lados de esta grieta.
Fuente: Infobae.com
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